es duro despertar una mañana y no recordar nada
o fingir no recordar nada
es duro sentarse a la mesa vacía de ti
y tomar ese café en silencio
sin decir tu nombre
es duro mirar tu retrato aún colgado en la pared
y no recordar tu sonrisa ni tu mirada
para no llorar
es duro sentir el frío de la tarde
y no tener tu abrazo cálido
es duro llegar a la noche y buscarte al lado en la cama
y reconocer que no estás
que nunca estuviste
que nunca volverás
es duro saber que aunque mis labios repitan aún tu nombre
y que yo haya aceptado que ya no te recuerdo
te recuerde